jueves, 21 de junio de 2012

ELDA1:Acoso. CAPÍTULO 1: EL PRIMER ENCUENTRO (fragmento)

....el profesor ya había dejado su maletín en la mesa y se encontraba en el centro de la pizarra, mirando a sus alumnos.
    Junto a él, una chica esperaba a que le diera sus instrucciones. No había estado en la presentación del viernes anterior, y aquel era su primer día en el instituto. Sauke la vio justo cuando el profesor le indicaba, al menos por el momento, cual sería su lugar entre los alumnos. Maldijo que se hubiera retrasado tanto en colocar sus cuadernos. Mientras, la adolescente se dirigía casi hasta sentarse junto a él. Sauke no pudo evitar mirarla fijamente mientras se movía con elegante sensualidad entre los pupitres de sus compañeros.
    Su cuerpo parecía haber dejado la adolescencia algo atrás, habiendo florecido cada una de sus curvas hasta alcanzar una indescriptible belleza. Además, vestía una falda corta de color negro y una camisa del mismo color que transparentaba dejando ver el top rojo que sujetaba sus tersos pechos, pronunciando aún más su atractivo si es que era posible. Era evidente que había hipnotizado a todos los chicos de la clase, exceptuando a François, que esperaba expectante a que algo rompiera el hielo. Las chicas, por su lado, tampoco pudieron pasar de largo a su nueva compañera, y muchas de ellas abrieron la boca de puro asombro al ver cómo se sentaba en su sitio con un movimiento justo y provocativo.
    En ese momento Sauke pudo reaccionar y se dio cuenta de que no se había enterado de su nombre. Golpeó a su compañero de pupitre en el codo y abrió la boca para preguntar. Pero el profesor se le adelantó y comenzó la clase con voz autoritaria. Ambos se enderezaron en sus sillas y simularon prestar toda la atención posible.
    Sauke volvió a mirar a la nueva durante un momento. Era pelirroja, al parecer natural, y tenía unos profundos ojos azul marino. Unos ojos penetrantes e hipnotizadores que miraban licenciosamente. Miraban... le miraban... ¡le miraban! Dio un pequeño respingo en la silla algo sobresaltado, interrumpiendo el discurso del profesor con el ruido de las patas al levantarse y caer. Éste le miró durante un momento y Sauke disimuló tosiendo un poco. La cara del profesor indicaba que no le había hecho demasiada gracia, como a los que se tapaban la boca para ocultar sus risas, pero lo dejó apuntado en su mente y continuó con su introducción al tema del día.
    —No debería distraerse al principio del curso, Señor Cadaso, o puede que otra vez se quede atrás.
    Sauke asintió con la cabeza y dirigió una breve mirada a la nueva. Ésta todavía le miraba, aunque con una leve sonrisa en los labios. Y Sauke no sabía qué podía expresar aquella sonrisa. Por un momento le pareció que era una mueca de desprecio, justo antes de que volviera su cara hacia el profesor y él la imitara. Un escalofrío recorrió su espalda y sufrió un pequeño temblor, pero esta vez se guardó de no hacer ruido.
    —Ashura —le susurró su compañero poco después.
    —¿Cómo?—preguntó Sauke, que no entendía lo que le había dicho.
    —Se llama Ashura. Debe ser de tu país, tío. Seguro que por eso te ha mirado de esa manera.
    Y Sauke recibió un cordial codazo de complicidad. Pero él no creía que fuera de Japón. Ni siquiera parecía oriental. No sabía de dónde podría ser, pero desde luego no le había dejado muy buena sensación a primera vista.
    Le había mirado, sí. Pero no era porque se sintiera identificada con él. Aquella mirada parecía haberle saludado. Un saludo que tenía poco de amable. Esa tal Ashura le había mirado como si le conociera, como si siempre le hubiera conocido.
    O quizá no le conociera. Simplemente le buscaba.

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